1 de junio de 2011

Círculo cerrado

El tranvía va atravesando las calles torpemente, sorteando coches y casas mientras apoyo mi cabeza en el cristal y miro a través de él, cansado. A través de las casas bajas se deja entrever el mar azul como el cielo y adornado por una falda de arena y es cuando escucho su silenciosa llamada, la silenciosa llamada de alguien, así que sin pensármelo dos veces bajo en la siguiente parada y fijo mi destino en la orilla del mar. Poco a poco camino hacia ella pisando los listones de madera, poco a poco siento el olor a sal colarse a través de mis sentidos y el rumor del agua estalla en mis oídos y cuando mis pies pisan por fin la arena un viejo hombre llama mi atención.
-Te estaba esperando- me sorprende una cálida voz.
-¿Nos conocemos? - pregunto torpemente, es lo único que se me ocurre decir. El hombre me mira misteriosamente, juguetea con un palo recién sacado del mar y sonríe.
-Yo te conozco a ti, yo se de ti. Tu quizás habrás oído hablar de mí. Unos me llaman Hado. Otros me llaman Destino.
-El destino no existe. El destino lo labro yo paso a paso.-le respondo desafiante.
-¿Qué te crees que hago aquí, entonces? Eres tú el que ha venido, eres tú el que me has traido hasta aquí. El hombre sigue hablado serena y cálidamente mientras juguetea con el palo. Entones, con gran agilidad, se agacha y hace un trazo en la arena.
-¿Qué ves?- me pregunta.
Poco a poco giro mi cabeza mirando atentamente el extraño dibujo. -Pues parece una "C", mayúscula.
-Perfecto. Una "C"- murmura para sí mismo. - Toma, acaba el dibujo como quieras- El viejo me tiende el palo y me mira a los ojos. Entonces, por inercia, trazo la otra mitad, trazo una "C" invertida que acaba por cerrar un círculo.
-Has cerrado el círculo- vuelve a murmurar para sí mismo. - Perfecto.- Con delicadeza me tiende la mano para que le devuelva el palo y da media vuelta, dándome la espalda.
-Por fin has cerrado el círculo. - Me dice mientras empieza a caminar.-Enhorabuena.
Perplejo observo como el hombre se va perdiendo a lo lejos mientras las olas bañan mis zapatillas y cubren el círculo que acabo de cerrar, pero misteriosamente sigue ahí, no se borra, no se va.
He cerrado un círculo que llevaba mucho tiempo abierto. Y va a seguir cerrado para siempre.

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