28 de noviembre de 2019

¿Con qué me quedo?

Pasan los años y los recuerdos que hemos creado permanecen en mi mente (y en mis fotos). Son tantos los momentos que hemos compartido que me cuesta quedarme con uno.
¿Me quedo con tu calor, ese que extraño en todo momento? ¿O me quedo con tu sonrisa radiante que tanto deseo saborear?
Podría quedarme con tu música y tus momentos de soledad. ¿Sabías que escucharte cantar me hace llorar? Lloro porque cuando cantas eres magia, eres vida, eres libertad... Lloro porque cuando cantas eres tú. Y me hace feliz ver que pese a todo sigues siendo tú.
A veces pienso que los mejores recuerdos están en las tardes que te veía llegar por la ventana del colegio donde trabajaba y esperabas a ese niño que todavía sigo siendo.
O tal vez están en nuestras caminatas por la ciudad. O en nuestros viajes. O en nuestras noches hasta tarde.
Es difícil... ¿Con qué me quedo?
Puede que en realidad los mejores recuerdos estén en la mitad del mundo, donde me esperaste. Donde acudí. Donde me enseñaste. Donde me cuidaste. Donde crecí. Donde crecimos y donde creamos nuestra familia.
¿Con qué me quedo? ¿Con nuestros cafés? ¿Con nuestras series? ¿Con la luz de la luna entrando por nuestra ventana? ¿Con nuestros postres? ¿Con nuestro cine en casa?
¿Podrías tú elegir uno? Recuerda... echa la vista atrás. ¿Con qué te quedarías tú? ¿Con algo de lo que hemos vivido?
¿Y por qué no con lo que nos queda por vivir?
Quiero rememorar contigo todo lo que hemos vivido y quiero crear contigo nuevos recuerdos que rememorar. Quiero seguir sintiendo tu calor, quiero seguir llorando con tu música. Quiero seguir caminando contigo por otras ciudades y quiero seguir trasnochando contigo.
Quiero seguir acudiendo a ti, quiero que sigamos enseñándonos, que sigamos cuidándonos y que sigamos creciendo. Quiero todo contigo y así, si me preguntan con que me quedo...
Responderé que me quedo contigo.

23 de enero de 2019

Polisemia

Soy un hombre contradictorio.
Soy un hombre de pocas palabras y sin embargo sigo escribiendo.
Cómo, cuándo, dónde... no sabría decir. ¿Por qué?
Cuando me pierdo entre mis escritos me encuentro con diferentes personas que tienen algo que las une pero que a la vez las separa. Ese algo es, en mayor parte, la fuente de mi creatividad.
Siempre ha estado ahí pero hasta ahora no era consciente ni de qué era ni de su poder prolífico.
Y es que todo lo que creo lo motiva el amor.
¿Por qué este hombre contradictorio y de pocas palabras sigue escribiendo?
Por amor.
Cada persona que ha inspirado lo que he escrito ha aportado un significado diferente a esa palabra pero en realidad, por mucho que lo haya intentado, es algo que no puedo definir.
Es valor, es soledad, es ilusión, es temor, es alegría, es incertidumbre, es compañía, es decepción, es calidez, es dolor, es armonía, es frustración, es pasión...
Es lo que guía a este contradictorio escritor.