31 de enero de 2012

Canciones

Escribir y componer canciones (o crear música) es quizás lo más parecido a la magia que existe y en cierto modo envidio a aquellos que tienen el don de la música de su lado.
Existen infinidad de canciones: mejores y peores, con calidad instrumental o con calidad vocal, con mayor o menor seguimiento pero canciones al fin y al cabo. Con su magia al fin y al cabo.
Parte de esa magia es que en algún momento podemos llegar a identificarnos con lo que dice. Magia es cuando escuchas esa canción en concreto y sientes una extraña conexión entre la letra, el ritmo, la melodía y tú y crees que esa canción ha sido creada para ti.
Magia es cuando sin pensar en ella redescubres una canción y trae consigo sentimientos aparcados en cualquier rincón acomapañados también de un escalofrío.
Magia es cuando una canción es capaz de transportate en el tiempo llevándote a épocas y momentos que ya forman parte de ti.
Magia es cuando tus latidos se fusionan con los golpes de la música en el suelo y cuando toda tu energía se concentra en la voz para vivir escasos minutos de felicidad.
No puedo vivir sin mi música, no puedo vivir sin mis canciones.
No puedo vivir sin magia.
Y si la poca magia que queda en el mundo desapareciese...

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