15 de octubre de 2011

Hacer un mundo

Dicen que Dios creó el mundo en siete días. Siete días divinos que traducidos a nuestros días pueden equivaler a muchísimo tiempo. Un mundo frágil y aparentemente perfecto donde a día de hoy todavía seguimos viviendo, entre otras criaturas, los seres humanos. Y con nosotros ese característico ego y esa incesante obsesión por querer emular o creerse un dios. Así es como en menos de siete días (o en menos de siete minutos diría yo) hacemos un mundo de cualquier cosa.
¿Cuándo estamos pasando una mala racha? Un mundo. ¿Cuándo tenemos un problema, a nuestro juicio, grave? Un mundo. ¿Cuándo algo no marcha según nuestras expectativas? Un mundo. ¿Cuándo algo que esperamos que vaya bien no lo hace? Un mundo. Así hasta darnos cuenta que hemos creado tantos mundos que no somos capaces de mantenerlos todos a raya. Mantenemos tantos frentes abiertos que cuando creemos tener controlado uno llega el otro y nos encuentra con la guardia baja.
Que inteligente fue ese supuesto Dios creando solo un mundo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario