A veces pienso en lo
curioso que resulta que me dedique a enseñar cuando a mi todavía me queda mucho
por aprender.
Pienso también en la que de momento ha sido mi última vez redescubriendo mi ciudad esta vez sin maleta pero sí con valor y con un corazón más sabio, temeroso al principio pero definitivamente sanado y dispuesto a todo.
Y es que durante estos tres años de experiencias he aprendido tantas cosas que me abruma la idea de poder concretar todo ese aprendizaje porque me resulta imposible. No soy consciente de todo lo que he aprendido pero sé que lo llevo dentro de mí. Lo siento.
Y siento también que me falta todavía tanto por aprender que seguro es más de lo que podría llegar a enseñar jamás. Sin embargo, esa idea no me abruma porque sé que poco a poco todo lo que aprenda formará parte de mi y como ahora, sin ser consciente de ello, podré seguir descubriendo y redescubriendo ciudades, con o sin maletas pero siempre con valor. Y con el corazón.