20 de agosto de 2015

Lobo de mar

Hace un tiempo descubrió que era lobo, que aun en manada su espíritu sentía la llamada de la soledad nocturna y que su alma rota buscaba alcanzar la pálida paz de la luna con cada aullido desgarrado.
Guiado por el instinto ese lobo avanzó, creció, aprendió y descubrió el mundo más allá de las colinas caminando entre las nubes y dejando sus huellas sobre el terreno que durante un tiempo fue suyo.
Pero hace poco volvió a sentir esa extraña llamada que le invitaba a descubrir algo nuevo de sí mismo.
Había llegado a un lugar donde el cielo llegaba hasta las orillas, donde un viento valeroso golpeaba agua y rocas a la vez y donde se intuía una paz que solo había sentido mirando al cielo y fue allí donde el azul invadió su espíritu salvaje con serenidad descubriéndole que el mar era algo que nunca más le debía faltar.