22 de diciembre de 2013

Efecto dominó

Al principio sus fichas estaban boca abajo y no sabían que números les iba a tocar pero en la vida, como en el juego, a veces hay que arriesgar para ganar por eso un día casi sin pensarlo decidieron levantarlas y vieron con sorpresa que los números de uno coincidían con los del otro así que empezaron a jugar.
Si ella iniciaba una jugada él la seguía, cuando uno ponía una ficha el otro tenía la adecuada para continuar y sin darse cuenta se adentraron en una partida que ninguno de ellos quería acabar.
Sin embargo, la partida acabó. Habían jugado sus manos y no quedaban fichas que colocar. Ya no.
Ahora esas fichas, como los recuerdos, descansan una al lado de la otra, de pie, aunque caen sin remedio cuando cualquier pensamiento actúa como una leve brisa. Y caen ellos también.

15 de noviembre de 2013

El campo que no quiso hacer brotar una semilla

Había en la comarca una campesina que cuidaba con mucho amor todos los campos que trabajaba. Todos le estaban tan agradecidos que los frutos que daban los árboles que plantaba eran los mejores de la zona.
Un día, la campesina se topó con un campo sin labrar, yermo, vacío, sin vida. Pero tenía algo. Y desde ese momento sintió la necesidad de ir todos los días, de acariciar su áspera tierra y de sentirla entre sus dedos, de dejar sus huellas en su superficie y de quedarse embobada mirándolo horas y horas.
Entonces, sin darse cuenta, decidió plantar una semilla. La campesina la cuidaba con mucho amor como había hecho con los otros campos. La protegía, la regaba, le dedicaba toda su atención pero el campo, tozudo o inconsciente de lo que hacía la campesina se negó a hacerla brotar. Su corazón de tierra era duro como una piedra.
La joven siguió intentándolo. Una vez, otra vez, una semilla, otra más... Tal fue su obsesión que dejó abandonados a los otros campos haciendo que los frutos que antes eran conocidos por su dulzor y su tamaño fueran ahora conocidos por ser arrugados, secos e insípidos.
¿Por qué malgastaba su vida en ese campo? ¿Por qué desperdiciaba sus energías si era evidente que no quería darle frutos? Se preguntaba la gente. Que lo abandonara, le decían, pero ella no quería. Sin embargo, cansada de ver que toda su dedicación no llegaba a ningún sitio un día se armó de valor y se marchó de ese terreno dejando al campo más vacío y con menos vida que como lo encontró.

Pasó el tiempo y la campesina volvió a ser la de antes. Las noticias de sus dulces y sabrosos frutos llegaron a todos los rincones de la comarca incluso al campo que no quiso hacer brotar una semilla.
Ahora, el terreno observaba con envidia como los pájaros anidaban en las frondosas copas de los árboles que ella había plantado en los campos cercanos. Veía como los niños se balanceaban en las fuertes ramas y como los jóvenes enamorados buscaban cobijo bajo las sombras para besarse sin que nadie los viera.
Sintió una punzada en su duro corazón de tierra antes de que se deshiciera en polvo y fuera arrastrado por el viento. Quizás así pueda encontrarla y pedirle una nueva oportunidad.

7 de noviembre de 2013

Los demás

Cuando te miras en el espejo el reflejo te devuelve una imagen: ese eres tu. Pero por muy grande que sea hay aspectos de tu persona que nunca podrás ver sobre él unos porque están en tu interior y no se pueden observar y otros porque todavía no están ahí. O sí están pero no te has dado cuenta.
¿Y cómo salen, te preguntas? ¿Cómo se pueden ver?
No intentes sacarlos a la fuerza porque no vas a poder.
¿Quién puede? La respuesta es simple: los demás.
Serán otras personas las que harán que salgan a flote todas esas cosas buenas que guardas, todas esas cosas no tan buenas en las que no te paras a pensar, sentimientos, inseguridades, habilidades, debilidades, reflexiones, contradicciones, miedos, nuevos camimos...
Y todo eso que los demás te hacen conocer de ti mismo ¿para qué sirve?
La respuesta vuelve a ser simple: para aprender.

8 de octubre de 2013

Hoy

Todavía con dudas se sentó delante de una recargada mesa. Debajo del fino mantel se podía intuir su forma circular y las pequeñas velas que latían sobre ella proyectaban extrañas y temblorosas sombras que también se reflejaban y bailaban en la enorme esfera de cristal que reinaba en el centro. Atrapada por la decoración no se dio cuenta de que alguien la observaba a través de una cortina formada por pequeños cristales y tras levantar por fin la mirada de la mesa se topó con ella.
Era enana y encorvada, iba ataviada con un pañuelo raído y deshilachado que le tapaba casi toda la cara salvo unos arrugados y cansados ojos que la miraban fijamente. Se sentó en frente suyo y sin decirle nada tomó su mano durante unos instantes y la acercó a una de las velas para examinarla y tras cerrar los ojos durante unos instantes concentró su escasa vista en la bola de cristal.
Una sorprendente voz dulce rompió el silencio.
-Una mitad de la vida se nos va recordando el pasado. La otra mitad se nos va imaginando el futuro. ¿Qué nos queda para el presente?- La joven no sabía si debía contestar o no y cuando por fin mojó sus labios para intentar decir algo la vieja le hizo una seña con la mano para que se callara.
-Tienes dudas ¿verdad? No te preocupes, el futuro siempre las genera. La gente viene a mi con la esperanza de que les diga que todo va ir a mejor, que sus problemas se van a solucionar y que finalmente van a ser felices. Y cuando creen saber que todo va a ir a mejor ¿qué hacen? Nada. No hacen nada. ¿Para qué, si todo se va a arreglar solo? En realidad a mi me importa poco lo que acaben pensando, me pagan igual. Y si así son felices ¿quién soy yo para arrebatar esa felicidad?
Sin embargo tu no piensas igual. Tu mirada me lo dice. Tu pasado esta ahí, como el mío, como el de todos. ¿Te atormenta? ¡Déjalo atrás como él te ha dejado a ti! ¿Y mañana qué, te preguntarás? ¿Qué será de mi?
Si piensas que esta bola me lo dirá con todo lujo de detalles estás muy equivocada. Podría decirte muchas palabras y muchas frases alentadoras, podría darte mil y una esperanzas pero sabes que en realidad son solo eso, palabras vacías que se pierden si tu no haces nada. Sin embargo hay una que sí te voy a decir. Y aprovéchala porque el gesto es gratis.-
La vieja sacó un papel tan arrugado que parecía un calco de sus patas de gallo y con firmeza escribió algo en él.
-La voluntad- dijo mientras sus ojos reflejaban el brillo de su sonrisa oculta. La joven le pagó con otra sonrisa y salió del oscuro lugar sintiendo como el sol golpeaba sus ojos y le obligaba a cerrarlos durante un instante. Cuando los abrió sus dedos ya habían abierto el papel y como si quisiera saborear cada letra leyó lo que en él había escrito.

Hoy.

24 de septiembre de 2013

Reflexivo

Le daba tantas vueltas a la cabeza que cuando se quiso dar cuenta la tenía del revés. Y así es normal que no pudiera mirar hacia delante.

29 de agosto de 2013

¿Mamá se equivocaba?

Mamá decía que ya no podía ir peor. También decía que a partir de ahora ya solo se podía subir y que las cosas tarde o temprano iban a mejorar. ¿Mamá se equivocaba? Puede ser, al fin y al cabo la creencia de la perfección paternal se va esfumando conforme vamos ganando años. Sin embargo, cuando menos lo esperas, esas palabras que te dijeron una vez surgen de la nada para recordarte que sabían de lo que hablaban así que cuando las recibas puedes ignorarlas, desobedecerlas, cuestionarlas incluso rebelarte contra ellas hasta que un día vuelvan a aparecer delante de ti. Entonces volverás a preguntarte si mamá se equivocaba.
¿Lo hacía?
Espero que no.

20 de agosto de 2013

Mil y una formas de dejarnos llevar

Pienso en mil y una palabras que susurrarte seguidas de mil y una sonrisas mientras nos miramos fijamente durante mil y un segundos.
Después pienso en mil y una formas de acercarme a ti, de tocarte, de besarte, de apretarte contra mi y de no dejarte escapar.
Son tantas las palabras, las miradas, las sonrisas y los besos que a la hora de la verdad no sabría por donde empezar así que lo último en lo que pienso es en mil y una formas de dejarme llevar. Donde sea, cuando sea. Mil y un destinos, me da igual.
Y quiero que tú también te dejes llevar. ¿Dónde? Qué más da, si hay mil y un caminos por los que avanzar. Y más que escoger debemos dejarnos llevar. 
Quien sabe como de lejos podremos llegar.

1 de julio de 2013

Tic-Tac

Ha llegado la hora de volver a darle cuerda al reloj. El mecanismo ha estado parado durante un tiempo y el péndulo apenas oscilaba mecido por el viento. Sin embargo ya ha estado suficiente tiempo parado así que ahora hay que engrasar los engranajes, buscar la llave y volver a darle cuerda esperando que las agujas marquen horas buenas aunque seguro que también marca algunas malas. Es así.
Ha llegado la hora de que el tic-tac de mi reloj se acompase con el de tu corazón, que el tiempo se acelere con nuestros latidos y  que mis horas sean tus horas. Mis minutos. Tus segundos. Nuestra eternidad.
Y si nuestro tiempo se rompe me da igual. Prefiero haberlo vivido que solo haberlo imaginado. Total, el tiempo que pierdo contigo en mi mente es tiempo que marcha y no vuelve.

9 de junio de 2013

Esperar al olvido

Su vida estaba tan vacía que cuando él pasó por su lado y le prestó algo de atención sintió que se llenaba, que se desbordaba.
Bueno, no exactamente.
Ella misma llenó su vida con mil y una ideas diferentes y mil y una noches a su lado cuando ni si quiera había escuchado su voz. Y aun así seguía esperando. Seguía esperando sus palabras, seguía esperando su atención, sus gestos, sus pensamientos incluso una invitación. Pero nadie le esperaba a ella. Y cuando se dio cuenta de ello sintió que ya no valía la pena esperar nada de nadie. Que si esperaba algo de los demás y no llegaba tenía que seguir adelante, ir a buscarlo ella si era lo que quería incluso buscarlo en otro lugar. O en otra persona. Aunque haya que esperar al olvido.
Ya no iba a esperar a nadie más.

1 de junio de 2013

Pequeño

Creo que mi mundo se me ha quedado pequeño. He crecido demasiado y la rutina me aprieta aunque siempre acabe por abrochar los botones. Aunque agobie, aunque duela y aunque note el roce doloroso a cada paso que se repite día sí, día también. Quizás algún día no aguante más y ceda produciendo roturas deshilachadas imposibles de reparar pues no existirán parches que las puedan remendar.

29 de mayo de 2013

Pienso

Siempre pienso por qué pienso tanto.
Pienso en ti pensando en mi.
Pienso si piensas tanto en mi como yo en ti.
Pienso que piensas de mi.
Y al final acabo pensando que ya no quiero pensar más.

22 de mayo de 2013

No tengo nada

Si miro a mi alrededor encuentro muchas cosas. Demasiadas quizás. Pero si miro dentro de mí no encuentro nada. Vacío. Un abismo. Un hueco. Un espacio por llenar. Entonces si dentro de mi no tengo nada ¿qué puedo perder? Puede que pueda perder el corazón pero si está vacío ¿de qué me sirve si no guarda nada? 
Basta ya de ser un maldito cobarde. No tienes nada que perder. Al contrario, tienes mucho por ganar. Despierta de una maldita vez.

Facta, non verba.

15 de mayo de 2013

Añicos

La botella, como su vida, se le fue de las manos y cayó hasta convertirse en añicos. Miles de pedazos esparcidos por el suelo, ya sin solución. Se había roto su vida, pero lo peor de todo es que esos pedazos todavía dolían pues se clavaban en las plantas de sus pies.  Cada paso, cada pinchazo, cada corte y cada gota de sangre eran lágrimas y gritos que había ido ahogando noche tras noche en su interior sin saber que hacer, sin saber que querer.
Su vida, como la botella, se le fue de las manos y ahora yacía en añicos por el suelo.
Sin solución.

3 de abril de 2013

Busco esperanza

No salen de noche ni tienen afilados colmillos pero aun así muerden. Y cuando lo hacen desgarran. No son sigilosos porque en realidad hacen mucho ruido ¿O el ruido lo hacemos nosotros y ellos se arriman para que no sea vea la realidad? ¿Cuál es la realidad? La realidad es que son unos monstruos. Unos vampiros que no se alimentan de sangre pero sí de esperanza, una esperanza que no es cosa de hoy ni cosa de ayer si no que lleva mucho tiempo fraguándose en los deseos y en los anhelos de muchos de nosotros. Y te golpean, pero la esperanza sigue ahí. Y te ponen zancadillas, pero la esperanza sigue estando ahí. Pero cuando se acercan a ti fingiendo tenderte una mano lo que hacen es cogerla para que no escapes y así poder morderte. Es ahí cuando se llevan tu esperanza. 
¿Dónde?
Cuando la encuentre lo diré.

19 de marzo de 2013

Heridas

Hay quien teme ser herido. Hay quien, sin darse cuenta, se hiere a sí mismo por miedo a que otros le hieran. Y hay también personas que, por temor a ser heridas, hieren a las demás.
Sin embargo hay heridas que nos hacen aprender. ¿Cuántas veces nos hemos caído antes de dar nuestros primeros pasos? Y aún habiendo caído, aquí estamos. Caminando. Avanzando. ¿Duele? Por supuesto que duele. ¿Se aprende? Aunque parezca que no, sí, se aprende. ¿Se cura? Puede parecer complicado pero poco a poco todo va sanando. Antes o después te alzarás de la caída. Y aunque haya heridas que al principio sigan abiertas o haya otras que tarden en cerrarse acabarás por darte cuenta de que las cicatrices son, en mayor parte, marcas de actos de valentía.

26 de febrero de 2013

Ya no estás

Anoche mientras un pensamiento me llevaba a otro, sin darme cuenta, me topé contigo. Me quedé quieto pensando que el silencio se transformaría en tu voz pero no fue así. Con fuerza cerré los ojos pensando que los miles de puntitos de luz multicolor se transformarían en tu cara pero no fue así. Entonces me dí cuenta de que ya no estabas ahí. Pensé también en como acabar estas líneas pero no me venía nada a la cabeza. Ni tu voz, ni tu cara... ni mis palabras. Fue cuando decidí que acabaría este escrito como acabamos tú y yo, como mi mente y tu voz, como mi mente y tu rostro. Cada uno por su lado sin saber nada el uno del otro pero sí habiendo dicho adiós.
Adiós.

13 de febrero de 2013

Arte

Él era negro como la noche. Ella,  brillante como la luna. Primero bailaron lejos el uno del otro mientras sus torpes pasos levantaban el polvo del suelo. Después, alguien le tendió la mano de la que sería su última pareja de baile y danzaron tímidos queriéndose encontrar pero a la vez evitando el contacto hasta que, finalmente, se unieron en uno solo. Su vista se nubló. Sus piernas se doblegaron débiles y el brillante traje plateado de la dama se tiñó de un cruel carmesí. No lograba entender el dolor, no lograba entender el sufrimiento. No pudo entender el arte, pues el arte no mata.    

6 de febrero de 2013

Desordenado

Le dio un vuelco el corazón cuando leyó su nombre y todo lo que había dentro de él se esparció por la habitación. Ahora tenía que volver a ordenarlo.

17 de enero de 2013

Pobreza

Cuando se llevo la mano al bolsillo no encontró el frío tacto de unas monedas. Ni si quiera el rugoso tacto de los manoseados billetes. Tan solo sintió el cosquilleo de la tela deshilachada y su piel de gallina.