30 de junio de 2012

El infierno avanzando

Si el jueves levantabas la cabeza e intentabas mirar al sol no pasaba lo que siempre suele pasar. Sus poderosos rayos no te cegaban inmediantemente porque estaban siendo bloqueados por una extraña masa nubosa y con gran impotencia el astro se limitaba a brillar débilmente con un tono naranja haciendo de todo el día un atardecer permanente. El fuego había empezado a devorar hectáreas y hectáreas de montaña, sediento por avanzar, sediento por desatar como cada verano el infierno en la tierra.
Al día siguiente, si volvías a levantar la cabeza y volvías a intentar mirar al sol volvías a encontrar esa débil esfera anaranjada acompañada esta vez por virutas y virutas de ceniza que el viento se encargaba de transportar intentando imitar una nevada invernal. El cielo volvía a estar medio apagado, el sol volvía a estar bloqueado y una columna de humo separaba desde el horizonte dos partes de cielo despejado. El fuego seguía avanzando implacable y casi al final del día fue cuando tuvo la decencia de dejarse ver ante nuestros ojos. A lo lejos, casi fundidas con la humadera se perfilaban las montañas ardiendo. El primer pensamiento fue para los rayos del sol. El atardecer se estaba filtrando por las nubes. Que bonito.
Pero no, no era eso. Los rayos del sol no se mueven. Era el fuego.
Podiamos ver perfectamente el infierno avanzando, podiamos ver como el averno se dedicaba a dibujar la silueta de las agonizantes montañas mientras la oscuridad de la noche acababa por tragar la oscuridad de todo el día. El sol anaranjado daba paso a una luna rojiza tan bella y tan siniestra como el desastre que pudimos ver desde la distancia.
El infierno avanzaba sin descanso condenando a los que seguramente no merecen su perdición.





6 de junio de 2012

S.O.S

A veces es el orgullo, a veces es el miedo y otras veces es la vergüenza. O una mezcla de las tres.
A lo largo de nuestra vida podemos tener igual que la historia momentos de lucidez y momentos de oscuridad. Momentos en los que sientes que puedes hacerlo todo y momentos en lo que todo lo que intentas hacer se derrumba. Momentos en los que todo avanza en buena dirección y momentos en los que por más rodeos que des siempre acabas en el mismo punto.
Es en estos momentos cuando hay que saber pedir ayuda ¿Cómo? No existe un mapa, no existe una brújula que nos indique el norte y muchas veces el faro que debe guiarnos a buen puerto no consigue atravesar la espesa niebla. Hay veces en las que ni siquiera buscamos esos puntos de referencia e intentamos avanzar solos sin que nadie nos tienda una mano pero una carga pesada se hace más llevadera si son dos o más quienes la llevan.
Es cierto que existen trances y momentos en la vida que uno debe superar solo, pero ¿quién se permite rechazar una mano amiga con lo escasas y valiosas que son en realidad? ¿Quién no necesita un apoyo, un oído, una mirada, una distracción o un simple abrazo?

2 de junio de 2012

Soñando con abrazos

Esta noche he tenido un sueño muy curioso. En él entraba a mi casa y en el comedor había varios familiares entonces desde la cocina una voz que ya no está me llamó. Al principio pensé que era mi madre pero al dirigirme hacia la cocina allí estaba ella. Miré a los familiares incrédulo y luego la miré a ella. Estaba allí, de pie, mirándome y sonriéndome. Pensando que era un fantasma acerqué mi mano para tocarla y al sentir que era real nos fundimos en un largo abrazo. La emoción era tan grande que estuve a punto de llorar pero no se si de la emoción o por otra cosa me desperté en ese momento. La sorpresa es que mi postura era la misma que el abrazo con mis brazos intentando rodear su cuerpo ahora invisible.
En ese momento mi mente ha empezado a cavilar y a pensar en visitas "especiales", en que ese abrazo era un regalo de cumpleaños adelantado... El caso es que me he levantado satisfecho y con un pequeño sentimiento de felicidad.
Gracias cerebro por haberme regalado este pequeño sueño.