31 de enero de 2012

Canciones

Escribir y componer canciones (o crear música) es quizás lo más parecido a la magia que existe y en cierto modo envidio a aquellos que tienen el don de la música de su lado.
Existen infinidad de canciones: mejores y peores, con calidad instrumental o con calidad vocal, con mayor o menor seguimiento pero canciones al fin y al cabo. Con su magia al fin y al cabo.
Parte de esa magia es que en algún momento podemos llegar a identificarnos con lo que dice. Magia es cuando escuchas esa canción en concreto y sientes una extraña conexión entre la letra, el ritmo, la melodía y tú y crees que esa canción ha sido creada para ti.
Magia es cuando sin pensar en ella redescubres una canción y trae consigo sentimientos aparcados en cualquier rincón acomapañados también de un escalofrío.
Magia es cuando una canción es capaz de transportate en el tiempo llevándote a épocas y momentos que ya forman parte de ti.
Magia es cuando tus latidos se fusionan con los golpes de la música en el suelo y cuando toda tu energía se concentra en la voz para vivir escasos minutos de felicidad.
No puedo vivir sin mi música, no puedo vivir sin mis canciones.
No puedo vivir sin magia.
Y si la poca magia que queda en el mundo desapareciese...

28 de enero de 2012

Escapar

Por fin ha decidido escapar.
Mil veces ha pensado en hacerlo y mil veces se ha quedado en el intento. Mil lazos le ataban, visibles e invisibles, débiles y fuertes pero por fin ha decidido romperlos.
Muchas veces ha querido escapar y muchas veces la debilidad le hizo regresar pero ya nada será igual. Lo ha dejado todo atrás y ha vuelto empezar.
Mil miradas echa hacia atrás preguntándose si ha hecho lo correcto.
Solo él y nadie más.
Por fin ha decidido escapar.

21 de enero de 2012

El mar en el horizonte

¿Por qué me sentí así? No lo sé. Tengo el mar cerca pero nunca lo he recordado con cariño, nunca lo he vivido con toda plenitud aunque han sido muchas veces las que la arena se ha enredado entre mis ropas o las que he visto como cielo y mar se fundían en la más oscura noche.
Aquella vez el tren dejó atrás la ciudad para adentrarse entre campos y montañas y yo despertaba del cuarto sueño interrumpido de aquel viaje. Cuando miré por la ventana el paisaje era precioso. El amarillento de los campos abrasados por el sol del verano reinaba hasta donde alcanzaba la vista, incluso algunas montañas se perfilaban a lo lejos. Sin embargo, algo que había estado siempre ahí ya no lo estaba.
Estaba lejos de casa, lejos de la seguridad de las calles conocidas. Y no veía el mar en el horizonte.
Lo extrañé.

No hace mucho mientras viajaba en autobús el sol cegó mi mirada a través de la ventana y la cortina me proporcionó resguardo mientras me alejaba del mar. No pensaba en él, no pensaba en nada en concreto., pero lo iba dejando atrás.
Cuando el sol empezó a perder fuerza retiré la cortina de mi mirada para toparme con un paisaje desconocido hasta que a lo lejos apareció el mar. Ahí estaba con su azul profundo extendiéndose como un largo manto hasta casi rozar el cielo. En ese momento recordé el vacío al no encontrarme con el mar en aquel viaje en tren y una calmada alegría me invadió sin querer. Estaba lejos, todavía dudo si era el mismo mar. Pero ahí estaba.

El mar en el horizonte me hizo sentirme cerca de casa.

19 de enero de 2012

Pensando en siglos

Anoche mientras esperaba a que el sueño viniera a por mí me dio por pensar en Siglos. Primero empecé recordando algo que nos decían en el colegio: "si queréis saber en que siglo estamos coged las dos primeras cifras del año en el que estamos y sumadle uno", y así lo hacíamos. Eso me llevó a pensar en que he vivido un cambio de siglo (y de milenio) en lo que ha estado ocurriendo, en como se estudiará ésta época en el futuro, en qué pensará la gente de los futuros siglos sobre este tiempo, sobre nosotros... A su vez, todo lo anterior me llevo a pensar en una canción, concretamente en el trozo que dice "y volver a ver San Sebastián en el Siglo XXVI (26 por si se os dan mal los números romanos) desde mi nave espacial" y en donde estaré yo. Es evidente que no estaré, lo que me llevó a pensar en la vida... y en la muerte.
"¿Y ya?" se me ocurría. Quiero decir, vivo mi vida mejor o peor, llegará un momento en el que abandone este mundo y luego ¿qué? ¿nada más? ¿oscuridad? ¿silencio? A saber. No me gusta pensar en ello y aquí es cuando hago alarde del ego. Mi existencia es mía, mi vida, mi todo. Y una vez marche no quedará nada de mí. Mi existencia en un mundo cuya existencia nos parece eterna es... nada, es un latido en toda una vida, un granito de arena en un enorme desierto, una lejana estrella en el cielo nocturno. A ojos del mundo no soy nada. Cierto es que me queda (espero) mucha vida por delante. Tampoco quiero hacer algo para que la historia me recuerde como alguien o por algo importante, en realidad lo único que importa es que pueda vivir feliz en MI mundo, con lo y los que me rodean. Pero sí que me gustaría intentar hacer del mundo un lugar mejor, dejar algo más que mi nombre grabado en el frío mármol para demostrar mi existencia. Algo más.
Me vino grande pensar en ello.

13 de enero de 2012

No sé si quiero saberlo

Y yo sigo aquí sentado recordando viejas fechas y viejas canciones, leyendo viejas palabras que me entregan junto a un largo escalofrío parte de los sentimientos con las que fueron escritas.
Sigo aquí sentado preguntándome si tú también te preguntarás por mí, preguntándome si tú también recuerdas, pero no sé si quiero saberlo.
¿Toda la nostalgia me la llevé yo? Creo que a ti también te asalta la tristeza, anda oculta en cualquier rincón. Pero no sé si quiero saberlo.
¿Estás ahí?
No sé si quiero saberlo. Porque me dolerá saber que ya no estás.
Aunque también me dolerá saber que sí estás y que ya no te puedo alcanzar.