27 de noviembre de 2011

Ayer se fue a dormir una parte de mi.

Ayer se fue a dormir una parte de mi.
Bien tapada hasta el cuello, quieta, tranquila, en silencio.
Un sí con la cabeza fue lo último que me dijo: me veía. Me sentía. Me quería.
Entrelazadas quedaron sus manos aun calientes y
lágrimas y latidos se mezclaban impotentes.
Incrédulos pensamos que nos llamará, incrédulos pensamos que aun está
tan risueña y tan dispuesta a mirarnos o a darnos la mano.
Ayer se fue a dormir una parte de mi que ya no volverá a despertar.

Hasta que nos veamos en mis recuerdos o en mis sueños, ita.

13 de noviembre de 2011

Su hora

Enredada entre las sábanas y las mantas que cubren toda su cama intenta protegerse del frío que hace fuera pero lo que no sabe es que el frío que no deja de sentir es en realidad una sombra lenta que se le acerca inevitablemente. Con mano temblorosa enciende la lamparilla y sus ojos vidriosos no alcanzan a ver la hora que marca el reloj. Ya no sabe cuantas veces lo ha mirado, ya no sabe que hora marca ni por que la mira. Quizás lo haga porque quiere que ese viejo reloj marque una hora concreta. Su hora.
Pero el reloj no es lo único que llama su atención. Un poco más allá descansa una fotografía que muestra el rostro de una mujer y costándole casi la vida misma intenta incorporarse para tan solo rozar el cristal con la yema de sus dedos.
Está dormida, le han dicho una y otra vez. Pero se fue a dormir sin avisar, se fue a dormir sin despedirse y no sabe adivinar por qué. Sus ojos vidriosos la miran, sus ojos vidriosos parecen hablarle e intenta articular palabra pero no consigue decir nada. Sin embargo su vieja mirada dice mucho más que cualquier palabra. La está llamando, le está pidiendo que venga. Le está pidiendo que despierte de su sueño y que venga con ella. Que venga a por ella.

10 de noviembre de 2011

Monótono

Los nombres de los días ya no tienen sentido, que salga o se ponga el sol me importa poco porque siempre es lo mismo. Todos los días viene y todos los días se va. Todas las noches la misma luna. Más o menos llena pero la misma al fin y al cabo. Que salga el sol o se ponga la luna ya no tiene sentido. Podría perfectamente arrancar las agujas de todos los relojes, podría perfectamente arrancar las hojas de todos los calendarios porque ni las horas ni las semanas tienen sentido ya. ¿Qué más da que lo llames Lunes o lo llames Jueves? ¿Qué más da que lo llames Marzo o lo llames Enero? Siempre es igual. Todo es igual. Un calco perfecto, tan perfecto que agobia. Ya nada tiene sentido. Yo mismo soy un sin sentido.
Un sin sentido que siente que ya nada tiene sentido.