27 de julio de 2011

Una moneda al aire

Cuando tengo que tomar una pequeña decisión, cuando sé que voy a hacer algo que va a repercutir en mi futuro o cuando simplemente me gusta intentar predecir que es lo que me va a pasar lanzo una moneda al aire. Es por simple curiosidad, es por ver que sale y porque básicamente no me sirve de nada porque cuando sale un resultado que no me conviene juego a tres tiradas. El caso es que cojo una moneda y como las de ahora no suelen tener una cara digo “pues tal cosa es cara y tal cosa es cruz”: “la catedral es cara y lo otro es cruz”, “el 1 es cara y lo otro cruz”, tengo una pregunta en mente y la formulo (aunque generalmente las alternativas suelen ser ‘Sí’ o ‘No’. Esta tarde alguien se ha dejado olvidado 1 Euro en una de las máquinas tragaperras (algo muy extraño porque suelen pasar la mano por la bandeja más de una vez) y después de juguetear con ella haciéndola girar sobre si misma o a ver hasta donde llegaba rodando sobre su canto he empezado a hacer las preguntas. ¿Me llamarán para trabajar pronto? Sí. ¿Trabajaré en Valencia? Sí. ¿Tendré que vivir fuera de casa? Sí. Y yo ya todo flipado por si acaso llega a cumplirse. Es evidente que no porque una moneda lo haya dicho va a pasar y que en realidad después de un año prácticamente en blanco ya toca pero quien sabe, lo mismo el saber que la suerte esta de tu lado hace que nazca en uno una predisposición o un auto convencimiento de que las cosas van a ir bien. No deja de ser curioso. Si tenéis una moneda al a mano intentadlo y sorprenderos de lo que puede pasaros en un hipotético futuro.

21 de julio de 2011

Del mejor árbol la fruta más amarga

Escribí esto hace poco menos de un año. Cuando escribo algo es porque algo o alguien me inspira a ello: algo que me haya pasado, algo que haya visto, algo que haya oído... Este texto me gusta, me gusta el mensaje que se entreve, me gustan las imágenes que evoca. A veces cuando releo algo escrito tiempo atrás me cuesta recordar por qué me sentía así en ese momento o porqué elegí esas palabras y no otras. Con este texto me pasa todo lo contrario... para mi es tan claro lo que hay detrás que es como si lo estuviera anunciando a bombo y platillo.

Hacía mucho tiempo que no subía aquella solitaria colina, tan verde y tan bella como yo la recordaba. Entre la hierba se insinuaba un pequeño camino labrado gracias a las otras personas que como yo habían realizado aquella ruta al menos una vez, paso a paso, lentos pero decididos.
Esa tarde hacía bastante calor, calor típico de una tarde de Julio y como aquella vez caminaba lentamente siguiendo el casi invisible camino intentando mantener mis pensamientos alejados de mí. Conforme subía la hierba se hacía más alta, veía mariposas y otros insectos rozar con ternura los tallos más altos que, a su vez, acariciaban mis piernas aumentando el cosquilleo que ya sentía dentro de mí. Entonces apareció ante mí una imagen que creí haber olvidado. En lo alto de la colina y con el sol a su espalda la imponente silueta de un árbol hizo renacer en mí el recuerdo de aquella primera vez. Seguía siendo tan frondoso y tan alto como yo lo recordaba, el viento parecía agitar su ramaje del mismo modo, parecía dirigir con esmero la sinfonía de hojas que junto al trinar de los pájaros creaba la más bella de las melodías, una melodía que creía ya olvidada y notando el sudor resbalar por mi mejilla aceleré el paso.
No me costó mucho llegar y agradecí enormemente la sombra que el árbol lanzaba pues su frescura aliviaba todos mis sentidos y sin pensarlo si quiera me senté apoyando mi espalda sobre su robusto tronco cerrando los ojos disfrutando de todo lo que aquella típica escena de un lienzo podría ofrecerme.
Hacía mucho tiempo que no subía aquella solitaria colina, tan verde y tan bella como yo la recordaba por lo que decidí volver cada tarde. Subía un día sí y otro también descubriendo cada vez una perspectiva diferente, un nuevo brote, un nuevo aroma en el viento. Me alimentaba de la brisa, me alimentaba de la sombra y me vestía con las ramas que danzaban ligeramente.
Durante una de esas tardes miré hacia la copa y descubrí algo de lo que antes no me había percatado. Entre las hojas crecían unas extrañas frutas rojas y redondas que brillaban con un intenso reflejo del sol despertando una curiosidad tan sincera e intensa como la de un niño así que no dude en levantarme e intentar alcanzarlas. Y no fue una tarea fácil, conforme alcanzaba una rama otra iba apareciendo, conforme me acercaba a esas frutas iban apareciendo más como si mis deseos de alcanzarlas alimentara al árbol. Casi podía ver como nacían, como de un pequeño brote crecían esas frutas, podía incluso sentir su dulce sabor sin haber rozado mis labios contra su piel hasta que estiré una mano y noté como una de esas frutas se posaba sobre ella.
Bajé de un salto observando con delicadeza aquel tesoro que acababa de encontrar, aquella joya que adornaba mi mano y cerré los ojos, fascinado por todo lo que aquel lugar me había hecho sentir hasta que mis labios y su piel se fundieron como en un cálido abrazo de una noche verano.
El viento, las hojas, el sol, la hierba… hasta la dulce sombra había sido partícipe de aquella farsa. La amargura recorrió mi gusto, la dulzura que esperaba encontrar estaba totalmente ausente. Su apariencia: una mala jugada. Tal vez haya sido yo el iluso por haber dado por supuesta la dulzura de una fruta que no había probado antes, sin embargo, decidí tragar ese mordisco traicionero.
Hacía mucho tiempo que no subía aquella solitaria colina y pasará mucho tiempo hasta que la vuelva a subir otra vez. La belleza del árbol, la musicalidad del viento con sus hojas, la magia que parecía flotar me había hechizado.
Me había hecho coger del mejor árbol la fruta más amarga.

16 de julio de 2011

Finite Incantatem

Anoche se acabó el encantamiento. El embrujo que nos tenía atrapados súbitamente terminó cuando aquel tren despidió una enorme bocanada de humo y partió sin demora hacia Hogwarts 19 años después. Y con él se han ido años de espera, veranos leyendo y releyendo libros y días de estreno. Quizás es porque tuviera el libro demasiado reciente o quizás porque no me hacía a la idea de que era la última película pero el resultado o la sensación fue… ¿Decepcionante? No es que no me gustara, que sí, que está bien, y quizás exagere pero fue todo muy rápido… Los momentos supuestamente más sentimentales o con más fuerza emocional fueron… visto y no visto, aun sabiendo que es lo que iba a pasar pero noté falta de emoción, de garra, ese pensamiento de no, no puede ser... Sólo un par de escenas consiguieron humedecerme los ojos aunque fue porque estaba sugestionado, sabía que era un momento triste y que tenía ganas de verlo. Pero aún así fueron demasiado fugaces ya que cuando querías darte cuenta ya estaban a otra cosa.
Explicaciones rápidas y simples, inspiración divina para encontrar los objetos restantes, Horrocruxes que susurran, pronunciaciones extrañas… ¿Jonidus? ¿Qué es Jonidus? Hace unos días escuché que la primera parte había perdido magia… y anoche me di cuenta de que era verdad. Le faltaba algo… le faltaba tensión, el final épico del que se hablaba no lo vi por ninguna parte. Lo que debía ser una guerra sangrienta se tradujo en escombros y escombros acompañados de petardazos. Sinceramente como seguidor de la saga me esperaba mucho más. Voldemort en mi mente es terrorífico. Anoche lo encontré hasta ridículo: a veces daba más repulsión que miedo. Mientras veía la película me iban viniendo millones de aspectos que no me gustaban que ahora no logro recordar. Algo que me repatea es lo de los patronus. Se supone que la gracia está en que son animales ¿por qué diantres solo se intuye la forma durante un segundo y lo demás es rastro y luz? Error.
Lo que me queda es el extraño sabor de boca que me dejó… no salí satisfecho.
Pero bueno… el encantamiento se ha acabado y ahora solo me queda asomarme a mi pensadero para recordar. Creo que debo dejar pasar bastante tiempo antes de volver a leer y antes de volver a ver la película.

8 de julio de 2011

La niña que llora en tus fiestas

Así se llama lo nuevo de La Oreja de van Gogh. El primer single verá la luz el día 16, la semana que viene. El nombre así, de primeras, no me transmite mucho. Bueno, si que me transmite, de hecho lo primero que he pensado ha sido que es muy ñoño.
Esa niña que llora va a traer consigo una nueva etapa, una nueva etapa donde intentare vivir más si cabe todo lo relacionado con el grupo puesto que la etapa anterior me aportó muchísimas cosas. Como se puede ver por algunas entradas del blog, la música es un pilar muy importante en mi vida. Vale que hace unos años realmente no tuviera una orientación musical clara sin embargo poco a poco he ido descubriendo aspectos de unos y otros artistas hasta el punto de llegar a ser casi imprescindible en mi vida diaria. Una canción, una frase, un directo, un piano, un guitarreo… cualquier cosa es buena si en un momento concreto consigue arrancarme un escalofrío que recorre mi espalda.
Con La Oreja de van Gogh no es diferente. Recuerdo haber escuchado y cantado en el colegio todavía alguna de sus primeras canciones. Recuerdo quemar el segundo disco escuchando una y otra vez la misma canción hasta descubrir la siguiente y hacer lo mismo. Y recuerdo como la llegada de la nueva vocalista me lanzó a un mundo fan donde tan bien me lo he pasado. En este mundo he descubierto, por ejemplo, la magia del directo. Esas dos horas donde no existe nada más que la música y tu pese a estar rodeado de gente. Ese tiempo donde lo único que se experimenta a parte de los sudores y la afonía es una emoción que, aun con pies de plomo, me atrevería a llamar felicidad. Y espero volver a poder sentir todo eso pronto. Quizás lo lleve todo a un plano demasiado sentimental pero si me hace sentir... me hace sentir. Nada ni nadie es dueño de mis sentimientos.
La semana que viene se estrena el primer single de lo nuevo de La Oreja de van Gogh. La niña que llora en tus fiestas.
¿Lloraremos nosotros también?

4 de julio de 2011

Heroes y Ladrones

Corría el año 2007 cuando me aficioné a escuchar la radio antes de dormirme y en una de esas que ponen una canción para dar descanso a los locutores sonó 'A thousand miles' de Vanessa Carlton. Ya la amaba de antes, lo que no sabía es cuanto la iba a llegar a amar. Automáticamente empecé a buscar y me encontré con tres trabajos. A punto de publicarse el cuarto quiero mencionar el tercero: Heroes & Thieves. Todos tenemos o decimos tener un disco de nuestra vida, a mi no me gusta decirlo porque, según que momento, mi disco o mi canción favorita puede ser una u otra. Heroes & Thieves es, todo el, una joya. Así como hay discos con canciones más o menos buenas o discos que escuchas del tirón y a mitad ya te aburres, Heroes & Thieves tiene la capacidad o tiene la magia de engancharte desde el primer momento y no dejarte escapar. La elección de canciones, el estilo de cada una de ellas, las letras, el piano, la música... Todo es perfecto en este disco. Es un disco perfecto. ¿Mi favorito? Esta mañana mientras escribo estas lineas si, es mi favorito. Mañana quizás no lo sea.
Heroes & Thieves tiene canciones que puedes escucharlas sueltas, sin embargo, este trabajo es como un buen libro, una buena historia. Cada canción es un capítulo diferente y escucharlo de principio a fin es una de las mejores experiencias musicales. Al menos para mí. ¿Recomendar una canción? No podría ¿Recomendar el disco? Por supuesto. Todo, de la A a la Z. De cabo a rabo. De 'Nolita fairytale' a 'More than this'. Yo lo estoy haciendo ahora y sigue siendo un gozo hacerlo. Y lo seguirá siendo.